Puedes tener defectos, vivir ansioso y estar irritado algunas veces,
pero no te olvides de que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tu
uedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchas personas que te
precisan, admiran y te quieren.
Me gustaría que siempre recordaras que ser feliz no es tener un
cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio,
relaciones sin decepciones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las
batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.
No es apenas conmemorar el suceso, sino aprender lecciones en los
fracasos.
No es apenas tener alegría con los aplausos, sino encontrar alegría
en el anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de
todos los desafíos, incomprensiones y períodos de crisis.
Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista de
quien sabe viajar para dentro de su propio ser.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse un
actor de la propia historia.
Es atravesar desiertos fuera de sí, y ser capaz de encontrar un oasis
en lo recóndito de nuestro alma.
Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es saber hablar de uno mismo.
Es tener coraje para oír un “NO”.
Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta.
Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple que
vive dentro de cada uno de nosotros.
Es tener madurez para decir “me equivoqué”.
Es tener la osadía para decir “perdóname”.
Es tener sensibilidad para expresar “te necesito”.
Es tener capacidad de decir “te amo”.
Deseo que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser
feliz… Que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en tus
inviernos seas amigo de la sabiduría. Y, cuando te equivoques en el
camino, comiences todo de nuevo. Pues así serás cada vez más apasionado
por la vida.
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