El estrés suele ser el principal motivo del insomnio.
Aunque no nos damos cuenta, llevarse las preocupaciones y el estrés a la
cama es lo peor que podemos hacer. La tensión del día, al mismo tiempo que nos
agota, también nos mantiene despiertos. Esto hace que nuestro cerebro se
vuelva literalmente loco. Los pensamientos se agolpan si empezamos a repasar el
día y las tareas pendientes por hacer. Lo que hay que hacer es justo lo
contrario. Centrarse en el momento presente y tratar de relajarse para
conciliar el sueño. ¿Cómo hacerlo? Vamos a ver algunos trucos que
pueden ser de gran ayuda.
1. Concentración: Vivir el momento presente es la clave, y en ello debemos
concentrarnos, tratando de eludir pensamientos sobre el pasado o el futuro. Es
cierto que esto requiere un poco de entrenamiento mental, pero iremos
aprendiendo poco a poco. El primer día dedica 5 minutos a relajarte, sin pensar
en nada. Al día siguiente, 10 minutos. Ser capaz de centrarse en uno mismo
durante unos minutos al día ayuda a la mente a relajarse y a combatir el
estrés.
2. Relajación: Aprender a relajarse y a mantener la calma es fundamental. Hay que
saber encontrar, a lo largo del día, las situaciones que nos permiten
relajarnos y desocupar nuestra mente. Así, por ejemplo, un masaje o un baño
relajante es una buena manera de generar una sensación de tranquilidad. Las técnicas
de relajación, incluido el yoga, son ideales para ayudarnos a que nuestra
mente no se deje llevar por pensamientos intrusivos.
3. Ser consciente de lo
que comemos: No siempre le prestamos la debida
atención a los alimentos que estamos comiendo. Así, por ejemplo, es común comer
mientras se está viendo la televisión o leyendo un libro. Sin embargo, es
aconsejable concentrarse en lo que se está comiendo, ya que de esta manera
seremos más conscientes de si estamos tomando un alimento lo suficientemente
saludable y, sobre todo, si estamos tomando un alimento que nos robará el
sueño. Hay que dedicar tiempo a mirar el color de los alimentos, su forma, su
sabor y su textura. Si dedicamos más tiempo a estas acciones, conseguiremos un
mayor equilibrio entre el cuerpo y la mente.
4. Ejercicios de
conciencia: No siempre somos conscientes de
nosotros mismos, y para ello están los ejercicios de conciencia. La forma ideal
es centrarse en algo, incluso en un pequeño detalle de una habitación. En el
momento en que nos convirtamos en expertos en esta técnica, podremos utilizarla
a nuestro favor, sobre todo en situaciones de estrés.
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