Tarta normanda
Pasta quebrada o pastaflora
Guarnición a base de trozos de manzana,
crema y azúcar.
Tarta de manzana 100 %
Pasta quebrada o pastaflora
Guarnición a base de compota de manzana con
una capa de manzana cortada en láminas.
Tarta de manzana fina
Pasta fileteada
Tarta Tatin
Pasta quebrada
Manzanas, azúcar y mantequilla caramelizada,
cubiertas con pasta cocida. A la hora de la presentación se le da la vuelta.
Tarta merengada
Pasta quebrada
Compota de manzana cubierta con claras de
huevo batidas a punto de nieve con azúcar y cocida al horno.
Apple Pie
Pasta quebrada para la base y fileteada
para la cobertura
Compota de manzana a trozos aromatizada con
especias, colocada sobre una base de pasta quebrada y cubierta por una lámina
de pasta fileteada dorada con huevo.
Las mejores manzanas para una buena tarta
Hay que elegir una variedad de manzana que no se deshaga al cocerla: reineta de Canadá, reina de reinetas, bella de boskoop, calvilla blanca (la más rara y deliciosa para hacer tartas). Todas esas variedades darán un sabor único a las tartas sin expulsar demasiada agua. Si queremos aún más sabor, podemos mezclar las variedades y utilizar manzanas para cocer y otras más ácidas: pink lady, ariane, elstar, fuji, braeburn, etc. Según los gustos, podemos adornar las manzanas previamente cocidas con azúcar, a modo de compota, o con láminas de manzana aliñadas con azúcar y trozos de mantequilla. Tanto la primera opción como la segunda se harán en el horno al mismo tiempo que la pasta. Pero como hemos dicho, es cuestión de gusto. También podemos optar por una base de compota cubierta sólo láminas de manzana o añadir sobre los trozos de manzana cruda un poco de flan (huevo y crema, con o sin alcohol) como si de una tarta normanda se tratara. Un auténtico festín para los más golosos.
Hay que elegir una variedad de manzana que no se deshaga al cocerla: reineta de Canadá, reina de reinetas, bella de boskoop, calvilla blanca (la más rara y deliciosa para hacer tartas). Todas esas variedades darán un sabor único a las tartas sin expulsar demasiada agua. Si queremos aún más sabor, podemos mezclar las variedades y utilizar manzanas para cocer y otras más ácidas: pink lady, ariane, elstar, fuji, braeburn, etc. Según los gustos, podemos adornar las manzanas previamente cocidas con azúcar, a modo de compota, o con láminas de manzana aliñadas con azúcar y trozos de mantequilla. Tanto la primera opción como la segunda se harán en el horno al mismo tiempo que la pasta. Pero como hemos dicho, es cuestión de gusto. También podemos optar por una base de compota cubierta sólo láminas de manzana o añadir sobre los trozos de manzana cruda un poco de flan (huevo y crema, con o sin alcohol) como si de una tarta normanda se tratara. Un auténtico festín para los más golosos.
Una pasta casera
No existe una rica tarta de manzana sin una pasta digna. La pasta quebrada es sencilla de hacer y está deliciosa. Se prepara en un abrir y cerrar de ojos y no hay que dejarla reposar. Hazla con mantequilla con un poco de sal para darle un sabor más tradicional y subrayar el dulzor de las manzanas. La pastaflora, algo más delicada, debe prepararse con antelación y es obligatoria si queremos hacer una tarta normanda, muy rica y apreciada. Puedes sustituir parte de la harina por polvo de almendras o avellanas si buscas un resultado muy aromatizado. Por otra parte, la pasta fileteada se tarda bastante en hacer pero queda deliciosa. La utilizaremos cuando queramos una masa fina y crujiente. Si la compras (fresca o congelada), elígela con mantequilla de la buena para que el sabor sea perfecto y la textura muy crujiente.
Para variar el placer
La vainilla (en polvo o azúcar avainillado), la canela, la nuez moscada y el jengibre varían el sabor de la tarta de manzana. También puedes enriquecerla con pasas, frambuesas secas o cualquier otra fruta seca a trozos. Mezcla manzanas, peras y membrillo para un sabor otoñal maravilloso. Y en primavera: tarta de manzana con ruibarbo. Además, fría o caliente, puede acompañarse con una bola de vainilla, crema fresca o mascarpone y aliñarla con almendras picadas o un manto de azúcar glas.
No existe una rica tarta de manzana sin una pasta digna. La pasta quebrada es sencilla de hacer y está deliciosa. Se prepara en un abrir y cerrar de ojos y no hay que dejarla reposar. Hazla con mantequilla con un poco de sal para darle un sabor más tradicional y subrayar el dulzor de las manzanas. La pastaflora, algo más delicada, debe prepararse con antelación y es obligatoria si queremos hacer una tarta normanda, muy rica y apreciada. Puedes sustituir parte de la harina por polvo de almendras o avellanas si buscas un resultado muy aromatizado. Por otra parte, la pasta fileteada se tarda bastante en hacer pero queda deliciosa. La utilizaremos cuando queramos una masa fina y crujiente. Si la compras (fresca o congelada), elígela con mantequilla de la buena para que el sabor sea perfecto y la textura muy crujiente.
Para variar el placer
La vainilla (en polvo o azúcar avainillado), la canela, la nuez moscada y el jengibre varían el sabor de la tarta de manzana. También puedes enriquecerla con pasas, frambuesas secas o cualquier otra fruta seca a trozos. Mezcla manzanas, peras y membrillo para un sabor otoñal maravilloso. Y en primavera: tarta de manzana con ruibarbo. Además, fría o caliente, puede acompañarse con una bola de vainilla, crema fresca o mascarpone y aliñarla con almendras picadas o un manto de azúcar glas.